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24 de abril del año 2024

Hay olor a metáfora

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En el pueblo ardiente, en la tarde tarde, bajo el manto educando, se alza un aroma a pueblo, como un eco de lucha, es el olor a nafta que recupera la metáfora.

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¡Ya se! No se entiende.

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Se cuela entre sueños, se eleva en el aire, es un susurro en la nariz, un perfume de época que no se desvanece y enardece.

 

¡Ya sé! No se entiende.

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En el vaivén de la rutina, en la caminata constante, como eco de energía despliega su fragancia. Su aroma pasa a la acción y dibuja un recordatorio eterno que ya no se detendrá.

 

¡Ya sé! Sí se enciende!

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como una oda en el horizonte que nos motiva a caminar quiere decir que siempre hay más por explotar.

La próxima lectura puede parecer que carece de sentido, pero intentar no ejercer control sobre la dirección en un texto puede ser el primer paso para recomponer la red de sentidos que la palabra ha perdido.

14 de abril del año 2024

El viaje de Quizás, un cuento amimético.

En un campo robado y soleado vivía un pequeño Pero llamado Quizás. Quizás era diferente a los demás Peros; mientras que la mayoría de ellos siempre miraban reels, él prefería observar las hojas del otoño caer. Su ser anhelaba algo más allá del horizonte simbólico que puede obtener de un noticiero por celular. Un día, una marcha por el hambre que transcurría en un costado le susurró a Quizás sobre las enormes pancherías que aguardaban más allá del campo robado y soleado, entonces decidió emprender un viaje de sillas para descubrir lo que había más cerca de la mesa. Con cada paso que no daba, Quizás se encontraba con nuevas maravillas: Desde personas durmiendo y comiendo en la calle hasta miradas con muy poco criterio de observación que explican el crecimiento de los yoicos. Sin embargo, también enfrentaba desafíos difíciles, como caminar por la senda peatonal en un cruce donde los conductores utilizan el color amarillo del semáforo para seguir cruzando, anulando el tiempo de las y los peatones. ¿Será que el color ha perdido algo? Durante su viaje de sillas, Quizás conoció a otros seres de la naturaleza dubitativa: una militante que le enseñó a pelear sin peros por los pequeños momentos, un cartonero sabio que le brindó consejos para reinventar la materialidad y una artista que le mostró el valor de la quietud.

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Sábado 16 de Marzo del año 2024

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En el fondo de la fila hay demandas históricas. Relaciones meritocráticas al margen de las decisiones. Posibilidades cercenadas. Muestras censuradas. Vaciamiento simbólico y olvido, como también personas que escriben con mayúsculas lo que creen importante.

El significado de arte cambia según la época. ¿Cambia el significado de arte según la época? ¿Cuál es el sistema de representación que nos define y defiende como trabajadores de las artes? ¿Cuál fue el último aporte directo simbólico, económico y social de una institución artística hacia vos? ¿Alcanzan las instituciones? Porque a veces siento que cuando se desfinancian las orientadas a las artes visuales plásticas no hay mucha interpelación, porque son poco abarcativas y con los pocos incluidos no alcanza para el reclamo ¿Y lo instituyente?

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El tiempo pasa, como siempre, y en el transcurrir vamos construyendo época, asimilando pensamientos y ejercitando ciudadanía. En este contexto sentimos de nuevo, una vez más, parece mentira pero no, la necesidad de seguir explicando la importancia del arte y de las artes visuales en nuestras vidas como una praxis vital para el conjunto de les artistas y para sus consumidores que se perciben como espectadores o participantes de las obras.

Hay frases circulando sobre el ataque a la cultura, pero no es así, porque la cultura o mejor dicho las culturas no pueden administrarse, no son un ente al cual se le pueden atribuir hechos causales. Pero lo que sí se puede administrar y están atacando, es el campo de conocimiento artístico a través del desfinanciamiento de sus instituciones publicas que forman una ciudadanía critica, pensante y flotante. Que promueven ese ocio tan necesario para tener un espacio intangible de pensamiento.  Es importante desterritorializar el arte de la cultura en primer lugar, para luego entender porque hay lugares que se cierran argumentando generar un gasto económico, aunque los artistas son mal pagos, y otros lugares como un teatro con nombre de un colonizador que no. Quizás la diferencia pueda estar en las distintas formas de pensar que promueven los espacios en cuestión, los valores, los de quién, de que parte social y para qué.

Hay mucha falta de creatividad por parte de quienes dirigen las instituciones artísticas, creatividad que es demandada a les artistas pero que ellxs no ejercitan al momento de funcionar.  Y en este punto no hay que discutir estado si o estado no, porque estado es la suma de las partes, artistas, instituciones, y todo el coso que nos rodea y moldea. Por este motivo es importante encontrar un camino que permita un sincretismo de intereses de las partes, como por ejemplo, por parte de les artistas, ser reconocidos como trabajadores con todos los universales que constituyen esa palabra, y un primer paso puede ser la aplicación de una herramienta como el Tarifario de Artes Visuales que ofrece una depautación de normas en las relaciones laborales, donde hay montos que sirven como piso de negociación a la hora de una muestra y que a las instituciones les puede ordenar el cocodrilo en el bolsillo.

Les artistas ofrecemos un tarifario, ¿Vos institución, que tenéis para ofrecer?

Entre los rojos y los verdes que la vida nos entrega,

es mejor pensar, sanar y dejar pasar.

para entender que son un opuesto complementario...

Diciembre del 2020, un año que fue demasiado desde todas sus perspectivas.

        Arte e inclusión.

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Escrito realizado para un parcial de la cátedra de Didáctica y Práctica Especial de la Enseñanza de la Facultad de Arte de la UNLP.

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 La política de aislamiento develó y terminó de romper innumerables situaciones, también reforzó muchas dudas, pero sobre todo nos propició un campo semántico más fértil, sobre el cuál sembrar nuevos horizontes para la enseñanza artística en las escuelas. Si pensamos en arte e inclusión es necesario entender en qué momento son complementarios y se encaminan en una misma dirección, sabemos que la escuela y la educación artística deben ser inclusivas, ¿pero lo es el arte?

 En nuestras escuelas conviven diferentes concepciones de arte, pero existen colegas que centran su enseñanza en aquellas compuestas de conceptos que la institución arte promueve desde hace siglos, dónde el contexto socio cultural era otro, dónde el arte no era pensado como un bien simbólico de distribución democrática, sino que, el privilegio de unos pocos.

 No debemos olvidar que el arte es la institucionalización de una parte de las operatorias estéticas que responden a determinados cánones, es decir, un conjunto de normas acordadas por un sector social al cual para pertenecer es necesario cumplirlas y al mismo tiempo dicha institución promueve su crecimiento en forma evolutiva y asimétrica. Ahora bien, ¿Hay operatorias en la dimensión estética similares a las del mundo del arte, pero que no se integran a este?  ¿No será que hay un arte invisibilizado por la institución? ¿No estarán en juego normas vinculadas a género, clase y territorio? Entonces, ¿Qué pasa con la concepción del arte por lo bello? ¿No será esa, una de las tantas formas de excluir, pregonando modelos perfectos sobre otros? ¿Si nuestra enseñanza se centra en estas concepciones, no estamos excluyendo y dando un mensaje contradictorio enseñando algo que es para pocos? ¿Y a partir de cuándo el arte es inclusivo y posible de ser enseñado?

 Queremos dejar en claro que no tenemos respuestas acabadas a las preguntas planteadas, porque el contexto 2020 nos demostró que la vida y sus preguntas transcurren mucho más rápido de lo que uno puede llegar a responder, pero tenemos en una fuerte necesidad de empezar a puntear algunas para encontrar respuestas conjuntas.

 Para que la educación artística funcione es necesario que cada actor de la misma cumpla con su parte y que todos tengan una misma orientación. Nosotrxs docentes somos un actor fundamental en este engranaje, podemos definir la orientación desde el aula poniendo en tensión al resto de las prácticas, podemos identificar las demandas estudiantiles y hacerlas políticas educativas para el aprendizaje, y sobre todo promover la igualdad de derechos dentro del aula, entendiendo que la escuela es para los educandos, son ellos el sujeto de derecho a formar.

 Para abordar tamaña tarea es fundamental hacerla desde un ejercicio ético en los términos que Cullen propone, que es, entenderla como una mediación normativa y un hábito. La ética está entre nosotrxs y los sujetos a enseñar, la ética sabe que hay un otrx, se fomenta mediante el vínculo y nos propone la superación de la norma tomando decisiones argumentables y renunciando a otras. Este ejercicio por tener noción de semejante, brinda la posibilidad de construir sentido sin perjudicar al otrx y ante esto, el otrx toma esta conducta como norma universal.

En el año en cuestión a educar, creemos que la ética debe anclarse en recuperar la palabra, consideramos de suma importancia que en el 2021 se recupere la palabra producto de un exceso de pantallas que acrecentó la exclusión y la individualidad. Lo pensamos así, porque el 2020 mostró enfáticamente que hay una desigualdad promovida por las nuevas tecnologías, avanzan las características y posibilidades de un determinado objeto tecnológico, pero retroceden en la cantidad de personas que pueden acceder al mismo, habiendo dejado a muchos sujetos sin escuela. Esto primero, sumado a que vivimos la época en la que se produjo un giro icónico, promovido por estas mismas tecnologías, donde la imagen reemplaza a las palabras como el centro de reflexiones, experiencias y creadoras de conocimiento, más la ferviente necesidad de vincularnos producto del aislamiento, es muy importante recuperar la palabra junto a los universales que la constituyen. Y es acá en este lugar dónde la educación se encuentra con el arte y es posible de ser enseñado, en la reflexión ética mediante la palabra, dónde pueden elegir, donde hay escucha activa, construcción plural, diálogo, voces, opiniones y experiencias, pero sobre todo hay algo que la tecnología no puede hacer como mediación educativa, una construcción intersubjetiva. Entonces, retomando las preguntas iniciales, si el arte es solo para talentosos o natos no es ético, porque no admite discusión alguna y lo que estamos necesitando es otra cosa.

 La contemporaneidad nos demanda otro arte en el cual basar una enseñanza, ya no es necesario crear mundos por fuera del que habitamos, tampoco escapar hacia un mundo interior, sino que es necesario situarse en el mundo que pisamos y actuar sobre él para modificarlo. El arte hoy lo hace construyendo cultura, vínculos y recuperando la palabra, es un arte en relación a otrxs que promueve una socialización, como también la superación de las normas que legitiman al arte clásico, mediante una ética que promueve nuevos formatos simbólicos y lenguajes artísticos. Estos nuevos formatos es lo que llamamos arte emergente que en verdad es más propio y local, por los modos culturales en los que se asume, que el arte clásico que se corresponde con una cultura de Europa Occidental. Digamos que, el arte no se concibe con criterio de verdad única, sino como una operatoria en la que participan múltiples factores, articulación entre cultura, relaciones sociales y la educación. Por todo esto, tenemos que decidir desde qué concepción artística vamos a enseñar, ¿Desde una que homogeniza de forma excluyente o desde una que nos permita construir futuros diversos desde reflexiones particulares acerca del aislamiento personal? ¿Vamos a enseñar libremente sacando nuestra profesión del rol central en la educación, o vamos a actuar como responsables de la enseñanza? ¿Vamos a enseñar criterios de un arte envejecido o vamos construir criterios de arte basados en el interés de los educandos? ¿Y cuáles serán esos intereses después de un año con cambios tan abruptos? ¿Habrá interés por aprender qué es un círculo cromático o habrá interés por construir un círculo contemplando los diferentes colores, tonos y matices que atravesaron nuestros cuerpos en la pandemia?

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Diciembre del 2020, un año que fue demasiado desde todas sus perspectivas.

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Bibliografía citada: • Carlos Cullen. (2009). La ética en el trabajo docente.

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